“Es como contemplarse en un espejo, la forma y el reflejo se observan. Tú no eres el reflejo pero el reflejo eres tú. Maestro Tozan

sábado, 2 de octubre de 2010

Francesca Woodman: autorretrato sin retoques

El 19 de enero de 1981 Francesca Woodman se precipitó al vacío por la ventana de su loft de Manhattan. Tan solo contaba con 22 años. Ese mismo día nació la leyenda de una artista.

“¿Qué habría pasado si Francesca Woodman no hubiese desaparecido tan prematuramente? ¿Cuál habría sido su evolución: Fotografía, vídeo, performance, instalaciones? ¿Tal vez el silencio?... Sin duda, el suyo es un caso típico -y por ese mismo motivo, también atípico- de precocidad creativa. Una especie de niña-mujer artista, (super)dotada de altas capacidades sensibles y conceptuales, y de una madurez creadora para su edad (se suicidó a los veintidós años) que tal vez asusta, pero que con toda seguridad, fascina”, reflexiona Francisco Carpio, crítico de arte y comisario, sobre cuál habría sido el posible futuro creativo de la artista y su muerte prematura.

Hasta la fecha sólo se han publicado unas 120 fotografías de archivo de las 800 que conforman su cuerpo de trabajo y que los padres de Francesca, George y Betty Woodman, custodian sin hacerlos públicos. La Fábrica Galería presenta, del 8 de septiembre al 24 de octubre en colaboración con el Estate of Francesca Woodman, la primera exposición individual de la artista en España que consta de 15 fotografías tomadas entre 1976 y 1980 y un vídeo sobre el proceso de creación de Woodman.


Prácticamente todas las fotografías tienen el propio cuerpo de la artista -o de algunas otras pocas personas cercanas a su mundo- como protagonistas. Geografía de un cuerpo, que es también probablemente la de un espíritu, y que sus obras cartografían en busca de la consecución de un mapamundi personal que nos permita explorar, reconocer y conocer una serie de paisajes entre la luz y la sombra”, dice el crítico de arte.
La faceta del vídeo de Francesca Woodman es más desconocida que la fotográfica. En esta exposición se proyecta la pieza «Selected Video Works, 1975-1978», gracias a la colaboración de la galería Marian Goodman de Nueva York. Sobre la faceta de realización de vídeo, Francisco Carpio comenta: “la constante voluntad performativa que subyace en cada una de sus obras adquiere en los vídeos un acento y una voz especiales que parece ir más allá, en su afán de acotar un tiempo y un espacio subjetivos y una naturaleza evasiva, que habla siempre en primera persona sin casi dejarse mostrar. Es como si entráramos en una estancia más profunda y densa, de la que la fotografía sólo hubiera sido la antesala -intensa, concentrada- de algo que se intuye más absoluto, más rotundo, más definitivo ¿Tal vez pura crítica-ficción?”.


Woodman estudió en la Escuela de Diseño de Rhode Island y obtuvo una beca para estudiar el tercer grado en Roma durante un año. Más tarde se trasladó a Nueva York. La inclinación de Francesca por el arte proviene, en parte, de la familia de artistas en la que nació. Su madre era ceramista, su padre pintor y fotógrafo y su hermano videoartista. “Muchas de sus fotografías (literalmente) eran trabajos de estudiante de Bellas Artes en Rhode Island o en Italia”, añade Francisco Carpio,” y , a pesar de sus reconocibles influencias, especialmente el surrealismo y un incipiente conceptual, y a pesar también de la atmósfera de inocente adolescencia que las recorre, atesoran una alta temperatura de madurez creativa, y son un fresco de identidad corporal y espiritual, pleno de desasosiego, temor, angustia, pero a la vez, de ironía, humor y sensualidad
En su primera fotografía, un autorretrato a los 13 años, de 1972, ya se observan los rasgos de un estilo propio que se desarrollará más adelante, donde desnuda sus inquietudes ante la cámara de una forma íntima y teatral. A Francesca le interesaba principalmente el retrato, sobre todo el de su propio cuerpo desnudo en entornos interiores solitarios y melancólicos. Casi siempre fotografiaba en blanco y negro, con formato cuadrado y dando prioridad a la iluminación, para que el sujeto protagonista quedara claramente diferenciado.

En ellas se autorretrata desnuda o semidesnuda en espacios desnudos o semidesnudos, únicamente habitados por algunos objetos y enseres personales, domésticos, ropas, muebles, papeles, caretas, con los que intenta construir una sintaxis que se escribe con las palabras de la soledad, la duda, la ausencia, el olvido y el dibujo del tiempo en el espejo y en la arquitectura de los cuerpos. Escenografías cuidadosamente preparadas -y ejecutadas-, actos de un monólogo teatral y visual que nos va descubriendo epifanías de su cuerpo, como si fuera un texto fragmentado. En una esquina, confundido y mimetizado con las texturas y las manchas de una pared, velado por un papel translúcido, semioculto tras el hueco de una ventana, de un muro o de un secreto, reflejado en un cristal, convertido en parte de una vánitas que aún late, proponiendo al espectador un diálogo de miradas o tal vez solamente de silencios”, acota el crítico Francisco Carpio sobre el trabajo de Francesca.

El crítico define de esta manera la búsqueda personal de Francesca en sus fotografías: “Una búsqueda -en muchas ocasiones, desesperada- por encontrar respuestas allí donde posiblemente sólo hay preguntas. Respuestas a las preguntas del cuerpo, de su propio cuerpo, como quizás la única certeza -al menos visible y palpable- de una existencia fugitiva”.

Y es que la obra de Francesca Woodman no estaba destinada a producir espectáculo, sino intimidad. “Las cosas parecen extrañas porque mis fotos dependen de mi estado emocional. Sé que eso es verdad y he reflexionado sobre ello mucho tiempo. En cierto modo, me hace sentir muy bien, mucho”, manifestó en alguna ocasión la artista.

Francesca Woodman falleció en 1981 con veintidós años, cerrando así una trayectoria breve pero de una extraordinaria intensidad. Dejó el legado de unas fotografías que, dentro de su sencillez y estilo pueden gustar o no gustar, pero nunca resultarán indiferentes.

Antes de suicidarse, en una carta a un amigo de la escuela escribía las siguientes palabras. “Mi vida en este punto es como un sedimento muy viejo en una taza de café y preferiría morir joven dejando varias realizaciones… en vez de ir borrando atropelladamente todas estas cosas delicadas…”.

Por Marta Gonzalez de Miñon - Madrid - 23/02/2008 Fuente: Photoespaña

4 comentarios:

  1. Impresionantes imágenes, todo un sueño de mujer! Cuánto talento! Qué pena que no pudo aguantar un poco más de tiempo la presión de la vida...

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  2. Niña,buen trabajo. Conocía el trabajo de Francesca, la siento próxima.

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  3. Magnífico blog, mu documentado y elaborado y con una excelente selección de artistas. Te seguiré atentamente.
    No conocía la obra y vida de Francesca, así que gracias por dármela a conocer. La usaré para mi blog, en el cual ya estás enlazada y en el que haré referencia a tu buen trabajo.

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  4. http://movies.nytimes.com/2011/01/19/movies/19wood.html?ref=movies

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